Observando, viendo y llenando mis ojos de experiencias....

¿Qué hubo compas?

En esta parte del mundo todo anda bien, hace un poquito más de fresco y los días son un poquito más cortos (a las 6 de la tarde ya es de noche) pero mi experiencia sigue evolucionando y cada vez me adapto mejor a este ritmo de vida.

Esta semana he estado en el proyecto más grande de ACOES, la escuela Santa Teresa, que tiene 1400 alumnos y alumnas repartidos en el turno de mañana, tarde y noche. Allí viven también jóvenes en la Casa Populurum que están estudiando bachillerato en pueblos cercanos.

Ese día viví una de las experiencias que más me han aportado, tocado y, también hay que decirlo, me ha impresionado y conmovido. Estuvimos visitando las casitas de los niños de la escuela, conociendo como viven, las características de sus familias, a sus mamás y hermanitos... Paseando de la mano con los niños por esas calles de piedras y barro y acercándonos a casitas donde nos esperaba una sonriente mamá, al principio algo avergonzada pero al final ofreciéndonos "toda" su casa y contándonos parte de su rutina. 

En Honduras las familias suelen ser bastante grandes, es normal tener de 7 a 10 hijos, pero también es normal vivir en casas de una sola habitación, con un par de colchones... Esto es así... 

A estos 1400 niños se les intenta cada año dotar de uniforme, material escolar y todo lo necesario para estudiar, puesto que sus familias tienen escasos recursos: el papá (cuando lo hay...) trabaja en lo que se puede, la mamá lava, plancha y cose ropa o se dedica a la venta de tortillas. A los estudiantes también se les da desayuno y almuerzo y en muchos casos esta comida es lo poquito que pueden comer al día...

Por ello es tan necesaria la labor de los padrinos y madrinas de España, para poder asegurar la escolarización de tantos niños y con ello mejorar y engrandecer su calidad de vida. 

Aquí les presento alguno de los niños que pueden apadrinar, con una aportación mensual de entre 10 y 15 €, lo que se pueda... Cuando se apadrina se mantiene el contacto con uno de estos niños pero ese dinero no se destina para el sólo, sino que se reparte para conseguir que todos tengan las mismas oportunidades.

El Miércoles volvimos a la escuelita cerquita del río, a La Nora. No olvidaré nunca ese día. Estuvimos bañando a 40 pequeñajos en la pila y poniéndoles ropita y calzado nuevo que había llegado desde España. Nunca había visto un niño tan feliz con zapatos nuevos, tan ilusionados con el jabón en sus cabezas, tan bonitos con su ropita nueva.... y la locura llegó cuando sacaron las lentes para el sol y todos comenzaron a ponérselas!!

La experiencia continúa y en cada escuela hay historias que tocan, pero sonrisas que marcan mucho más. Así va mi vida en Honduras, un país que se mueve lento, que va conociendo mejoras pero con un nudo interno que les obliga a una evolución pesada y violentada...

Les escribo pronto!!
Un abrazo contento desde Honduras!!
P.D. Que voy a ver a Arjona en Tegucigalpa!!